¿Sabías que allá por el año 400 a.c. el médico griego Hipócrates ya había plasmado en un manuscrito la existencia de epidemias invernales? Ese fue el punto de partida de un continuado registro en el que se comenzó a analizar la relación entre las estaciones y las enfermedades.
En su evolución, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho hincapié en las afecciones mortales de la gripe y sus variables, ya que puede llegar a causar alrededor de unas 61.000 muertes al año, así, sin más.
¿Qué estudios recientes existen?
Dentro de los estudios actuales, se ha demostrado que el SARS-CoV-2 o COVID-19, es una de las 9 enfermedades respiratorias más mortales del mundo. Sus continuos estudios nos aportan información relevante sobre su contagio, entre cuyos factores destaca la expulsión de “aerosoles” y de “gotículas respiratorias”. Ambas contienen partículas líquidas que se expanden por el aire o que se posan sobre diferentes superficies, pudiendo permanecer en el espacio por largos períodos de tiempo.
Pero las normas preventivas las escuchamos a diario y las tenemos aprendidas. Ahora precisamos saber más acerca de la calidad del aire y esas sustancias que residen en él. La OMS ha descubierto que la humedad relativa elevada provoca la sequedad del ambiente y, en consecuencia, favorece la expansión de partículas finas que haya en un ambiente cerrado. La revista Physics of Fluids confirma que con una humedad relativas del 90% el efecto de expansión se multiplica hasta 23 veces, pudiendo alcanzar una distancia de 6 metros.
¿Cómo podemos evitar esa humedad?
Controlando el proceso de evaporación, es decir, dentro de una estancia es importante mantener una humedad entre el 40-60%, y una temperatura de 18-22ºC, así impediremos que se de un efecto invernadero que provoca la suspensión más prolongada de esas materias. Tener la calefacción en casa a altas temperaturas no ayuda, mejor ponerse una bata que ir en manga corta y ayudar al virus.
Igualmente, renovar el aire de forma continuada es esencial. Muchas edificaciones no permiten esta acción, como los hospitales, escuelas, residencias o centros empresariales, pero pueden emplearse sistemas de ventilación forzada. Son aparatos que se encargan de sacar el aire interior de un habitáculo e introducir aire del exterior, previamente filtrado y calentado a una temperatura media de 18ºC. Son aptos tanto para pequeñas construcciones, como para grandes.
En tus manos está garantizar que el aire de tu vivienda sea más puro y libre de contaminantes.