Asma, alergia y humedades.

Uno de los trastornos crónicos más frecuentes a nivel mundial es el asma. Se trata de una enfermedad respiratoria que provoca inflamación de los pulmones y estrechamiento de las vías respiratorias, causando en el paciente periodos repetidos de sibilancias, presión en el pecho, dificultad para respirar y tos. 

¿Cómo afecta el asma según el rango de edades?

En la actualidad, el asma afecta en España al 5% de la población adulta y hasta al 10% de la población infantil. Según los últimos datos del The Global Asthma Report, el predominio y el impacto del asma están incrementándose de manera notable en regiones urbanizadas. Si el crecimiento de la población sigue avanzando como hasta ahora, se estima que en 2025 el número de personas con asma aumente en 100 millones, convirtiéndose en la enfermedad crónica predominante de la infancia, y suponiendo un alto coste sanitario.

Aprovecha la normalización del uso de la mascarilla de los dos últimos años, para protegerte en los espacios abiertos, llenos de flora o partículas en suspensión.

¿Qué relación existe entre humedad y asma?

Cuando tenemos en casa, o en círculos cercanos, pacientes con esta patología, debemos tener especial cuidado con el nivel de humedad de las estancias donde habitualmente se realiza la actividad diaria.

Hay estudios que demuestran que la probabilidad de desarrollar asma en niños de entre 1 y 7 años se duplica en ambientes interiores húmedos, donde existe una alta proliferación de ácaros, hongos y moho. A todo ello hay que sumarle que el 80% de quienes ya padecen asma y también tienen alergia a los ácaros, por lo que sus síntomas se agravan en ambientes húmedos. 

Si vivimos de cerca esta situación, debemos prestar mucha atención a la calidad del aire dentro del hogar. El exceso de humedad en espacios cerrados viene acompañado de hongos microscópicos que crecen y se reproducen, generando esporas esparcidas por el aire, y causando dificultades respiratorias.

¿Cómo actuar ante una situación así?

Ante esta tesitura estamos poniendo innecesariamente en peligro nuestra salud. Por eso, desde el primer momento que notemos que el aire no es el adecuado, no está libre de polvo o que contiene cualquier otra sustancia perjudicial para nuestras vías respiratorias, debemos ponernos en manos de profesionales. 

Lo primero que harán los expertos es diagnosticar el origen de la humedad, su alcance y las posibles soluciones existentes. Una vez localizada la humedad, que está provocando que el aire que respiramos sea especialmente perjudicial para las personas diagnosticadas de asma, se diseña un tratamiento personalizado acorde a la patología detectada. 

Consulta con profesionales que te ofrezcan un asesoramiento gratuito y te garanticen la viabilidad de sus tratamientos, y recuerda que “la elección de un tratamiento adecuado, comienza por un diagnóstico correcto”.

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